UNA PIEZA TEATRAL DEL AUTOR:

"UNA NUBE TAN NUESTRA"


 

(OSCURO. CUANDO LA ESCENA SE ILUMINE, SE MOSTRARÁ LA SALA DE EXPRESIÓN CORPORAL Y TEATRO DE UN COLEGIO DE GRAN TRADICIÓN EN LA CIUDAD. UN ESPEJO; UNA BARRA, UN CAJÓN GRANDE PARA LOS DISFRACES; UN TEATRINO DE MARIONETAS... ALGUNAS MÁSCARAS COLGADAS...
POR LA PUERTA DEL LATERAL DERECHO SALEN A ESCENA UN TOTAL DE DOCE CHICAS Y CHICOS, ESTUDIANTES DE LOS PRIMEROS CURSOS DE ENSEÑANZA SECUNDARIA. LO HACEN CORRIENDO, AGITADOS, NERVIOSOS... CUANDO ENTRA EL ÚLTIMO, CIERRAN APRESURADAMENTE LA PUERTA. SE MIRAN CON COMPLICIDAD, MITAD SATISFECHOS, MITAD TEMEROSOS. DE TODAS FORMAS, SE NOTA CLARAMENTE QUE ELLOS, ADOLESCENTES, HAN TOMADO UNA DECISIÓN Y QUIEREN AFRONTARLA CON RESPONSABILIDAD. ESPERAN ACONTECIMIENTOS Y ÉSTOS, NO SE HACEN ESPERAR. SE ESCUCHAN GOLPES FUERTES Y FIRMES EN LA PUERTA Y TRAS ELLOS, UNA VOZ RONCA Y ENÉRGICA).

DON ROBERTO: (DESDE DENTRO) ¡Vamos, abrid! ¡Abrid inmediatamente!

BEA: (SEGURA) No, señor Director. No vamos a abrir.

ARACELI: (ENVALENTONADA) ¡Eso! ¡Muy bien, Bea!

BEA: Lo sentimos, señor director, pero no saldremos de aquí hasta que Carlos vuelva a darnos clases de dramatización.

(TODOS LOS CHICOS APRUEBAN, CON DISTINTAS EXPRESIONES, LAS PALABRAS DE SU COMPAÑERA)

DON ROBERTO: (CADA VEZ MÁS ENÉRGICO) ¡He dicho que abráis!

JUAN: ¡No abras, Bea!

DON ROBERTO: No soportaré el chantaje de nadie y menos de unos mocosos. ¡Salid! ¡Rápido!

ARACELI: ¡No saldremos!

(NUEVOS APLAUSOS DE APROBACIÓN)

DON ROBERTO: (TAJANTE) Expulsaré a cuantos os encontráis en esa maldita sala... Pero antes, vuestros padres conocerán esta "hazaña". Hasta pronto, jovencitos".

MERCEDES: ¡Dios mío! ¡Mi padre! Seguro que me mata.

BEA: Ya no podemos echarnos atrás. Ahora, no. Mirad: somos muchos ( SE CUENTAN CON LA MIRADA) Bueno... al menos, somos bastantes. No os preocupéis: no nos harán nada.

MERCEDES: Ya verás como sí...

ARACELI: Bea tiene razón, chicos. Don Roberto sólo ha querido meternos miedo, ponernos nerviosos.

LUIS MIGUEL: Y la verdad es que lo ha conseguido. ¡Yo tengo un "canguelo"... que me muero!

PEPO: (GORDITO, DEVORADOR INMENSO) ¿Y hasta cuándo tenemos que estar aquí, encerrados? ¿Cuándo tardará Carlos en volver al cole? Yo ya tengo un poco de hambre.

IRENE: (EXTREMADAMENTE DELGADA) ¡Ay, Pepo! Tú sólo piensas en comer... No te das cuenta de nada: ¡Estaremos aquí todo el tiempo que sea preciso! ¿Verdad?

BEA: Claro que sí, Irene. Al menos Carlos podrá contar siempre con las dos.

MAITE: ¡Y conmigo! ¡Conmigo también!

(TODOS, POCO A POCO, SE SUMAN A BEATRIZ Y A IRENE; ALGUNOS - NO MUY CONVENCIDOS - LO HACEN TAMBIÉN)

EMLIA: Lo que no entiendo es por qué no querrá el director que hagamos Teatro.

PEPO: (QUE COME ALGÚN PASTELITO) Yo tampoco.

ARACELI: Eso: ¿por qué le caerá tan mal Carlos?

MERCEDES: Yo creo que está claro: La cuestión tiene que ver con eso que ellos llaman Disciplina.

JUAN: ¡Vaya palabreja!

BEA: El caso está claro: ni a don Roberto le gusta Carlos, ni les gustamos nosotros, ni, por supuesto, le gusta el Teatro. Y sólo porque les estorbamos.

PEPO: (SIN DEJAR DE COMER)¿Les estorbamos? ¿Cuándo le he estorbado yo? (COLOCÁNDOSE DELANTE DE IRENE; ÉSTA LO APARTA CON DIFICULTAD).

IRENE: ¡Casi siempre! ¿Puedes echarte a un lado?

PEPO: Perdona, chica.

BEA: Sí; les estorbamos. A él y a todos los que piensan como él.

IRENE: Es verdad.

BEA: A don Roberto no le gusta que esta sala represente un mundo diferente a ese otro que tenemos en el resto del colegio.

MĒ DEL MAR: ¿Un mundo... distinto?

BEA: (SEGURA, TREMENDAMENTE MADURA PARA SU EDAD) Sí, María del Mar: un mundo distinto. Yo a esta sala la veo... no sé... como una nube...

MAITE: ¿Cómo una nube?

BEA: Una nube nuestra, llena de música, de colores, de los colores de nuestros focos, de los trajes que guardamos en esta caja...

MERCEDES: ¡Hummm! Como una nube...

BEA: Sí, amigos. Esto es como una nube bien alta desde la cual podemos copiar a los demás y verlos, así, tal como son.

JAIME: ¡Vaya, chica, qué bien hablas!

PEPO: ¡Qué piquito tiene la empollona esta!

BEA: No seáis tontos...

PEPO: Perdona; no quise ...

BEA: Además, Carlos nos enseñó a decir todo aquello que fuésemos capaces de sentir, sobre todo aquí (SEÑALANDO LA SALA EN TODA SU EXTENSIÓN). ¡Sí! Este es mi mundo, mi nube; aquí me siento libre... ¡Y hablaré como yo quiera!

JAIME: Perdona, Bea. No te pongas así.

BEA: No me enfado, de veras, Jaime. Yo lo que quiero es que luchemos por todo esto. No podemos perder lo que tanto nos ha costado conseguir... (TRISTE, AHORA) Aunque, la verdad, no sé qué podemos hacer.

ARACELI: ¡Oye! ¿Qué os parece si, mientras viene... el dire, nos ponemos a jugar?

JUAN: ¿A jugar? ¡Ay, qué ganas tienes de..."

ARACELI: Sí; he dicho "jugar". Pero, jugar al Teatro, tal y como Carlos nos ha enseñado.

BEA: ¡Sí! ¡Qué buena idea! ¿Qué os parece?

IRENE: Me parece estupendo.

LUIS MIGUEL: ¿Y qué vamos a representar?

IRENE: Pues no sé... Podríamos hacer las historias que Carlos ha escrito para nosotros, las que íbamos a representar próximamente.

EMLIA: ¿Lo de la Escuela y el Teatro?

PEPO: ¿Lo de Arlequín?

BEA: ¡Sí!

CATI: ¡La historia de Bailarina y Fantasía!

JUAN: ¿Las escenas de mimo? ¿las de los payasos? ¡Me encantan!

IRENE: Sí, todas esas.

BEA: Y sobre todo podríamos dramatizar finalmente lo que nos ha ocurrido hoy. ¿Os parece bien?

EMLIA: ¡Genial! ¿Lo hacemos, chicos?

TODOS: ¡Sííí! De acuerdo... bien... Vamos...

BEA: Pues, hala, todo el mundo a disfrazarse, a cambiarse... Rápidamente. No sabemos cuánto tiempo podremos estar aquí. Y el espectáculo debe comenzar enseguida. ¡Vamos, chicos! ¡Por ti, amigo Carlos!

 

(TODOS TRANSFORMAN ANTE EL PÚBLICO SU VESTUARIO. AHORA, CADA UNO DE ELLOS ENCARNA A UN DETERMINADO PERSONAJE: AHÍ ESTÁN ARLEQUÍN, POLICHINELA, UNOS CÓMICOS, UN MIMO, UNA BAILARINA ... Y DOS CHICOS QUE HARÁN DE PROFESORES TRADICIONALES -BATA LARGA Y NEGRA, Y BIRRETES CLÁSICOS INCLUIDOS-.

BEA -QUE AHORA ES ARLEQUÍN- SE SUBE A LA CAJA DE LOS DISFRACES. SE TRATA DE UNA CAJA DE MADERA, PINTADA DE ROJO, CON ESTRELLAS BLANCAS EN CADA UNA DE SUS CARAS. SI SE DISPONE DE UN CAÑÓN DE LUZ, SE LE PODRÍA ENFOCAR SOLO A ELLA; LOS DEMÁS SE HAN IDO SENTANDO EN SEMICÍRCULO, DE CARA AL ESPECTADOR Y EN TORNO A BEA / ARLEQUÍN)

ARLEQUÍN: (MUY EN SU PAPEL) Yo, amigos, soy ARLEQUÍN: pintor de sueños, saltador de nubes. Yo regalo a los niños piruetas y palabras, así como globos de colores cuando las estrellas, un poco celosas, están lejos y no me oyen. (SACA UN GLOBO DEL BOLSILLO; LO INFLA Y SE LO REGALA A IRENE. ESTA BESA A ARLEQUÍN) ...Y también me queda otro globo-estrella para ti. (HACE LO MISMO; LO INFLA Y CORRE HACIA UN ESPECTADOR CUALQUIERA; SE LO VA A DAR, PERO...) ¡Eh! ¡Que tú no me lo has cambiado por un beso. (LA BESA) ¡Ahora sí! Es tuyo. (VUELVE A SUBIRSE ENCIMA DE LA CAJA)

... Pues sí, amigos y amigas: Soy Arlequín, y nací de un sueño dentro del Teatro. Pero no soy el único: aquí se encuentra Polichinela (REPIQUE DE TAMBOR; ÉSTE SALUDA CON UNA ARTÍSTICA REVERENCIA; SE SIENTA A CONTINUACIÓN). Y también está representado el TEATRO DEL SILENCIO, el Mundo del Mimo.

 

(MIMO SALUDA TAMBIÉN TEATRALMENTE AL PÚBLICO; MIENTRAS, SIMULA MASCAR CHICLE. IRENE, CON GESTOS CLAROS, LE REPRENDE Y PIDE QUE SE LO QUITE DE LA BOCA. MIMO TOMA SU CHICLE IMAGINARIO ENTRE LOS DEDOS)

POLICHINELA: (LEVANTÁNDOSE) ... Pero no creáis que los mimos, al no hablar, son por ello seres tristes, ¿verdad? ¡Hola! ¿Cómo estás?

 

(POLICHINELA DA LA MANO A MIMO PARA SALUDARLE. PRONTO SE ESTABLECE LA ACCIÓN PANTOMÍMICA CLÁSICA DEL CHICLE QUE PEGA AMBAS MANOS. TODO ES AHORA MUY EXAGERADO. AL FINAL, Y DESPUÉS DE UN TIEMPO PRUDENCIAL, LOGRAN ZAFARSE. EL GRUPO HA VIVIDO Y REÍDO LA GROTESCA SITUACIÓN; TODOS, MENOS LOS DOS CHICOS QUE HACEN DE PROFESORES -QUE MIRAN ATENTOS, SORPRENDIÉNDOSE, DISGUSTADOS, POR TODO Y COMENTANDO, SERIAMENTE ENTRE ELLOS, EL TRANSCURSO DE LA ACCIÓN-).

MATEMÁTICO: No sé dónde encontrará esta gente la gracia.

LINGÜISTA: Cierto, estimado profesor. La gente vulgar no sabe divertirse.

MATEMÁTICO: Tiene razón, querido colega.

LINGÜISTA: No me negará que, cosiendo en perfecta armonía morfemas con lexemas, pegando sufijos, prefijos y raíces en un correcto orden uno se lo pasa realmente bien, ¿no cree?

MATEMÁTICO: Sí, sí; por supuesto, ante todo orden, orden... disciplina, disciplina....

 

(AMBOS, MATEMÁTICO Y LINGÜISTA, SIGUEN CON LO SUYO: EL PRIMERO TOMA UNA CALCULADORA Y COMIENZA A TECLEARLA; SE MUESTRA REALMENTE ENTUSIASMADO CON ELLA. EL OTRO SE DEDICA A ESCRIBIR EN UN INMENSO BLOC. TAMBIÉN PARECE DISFRUTAR ESCRIBIENDO.

TRES CÓMICOS -UN CHICO Y DOS CHICAS- HAN OBSERVADO LA ANTERIOR ESCENA CON DETENIMIENTO Y PRETENDEN AHORA REÍRSE DE LOS PROFESORES. SE LEVANTAN Y SE COLOCAN ANTE ESTOS. LOS CÓMICOS SE EXPRESARAN AL PRINCIPIO DE FORMA EXAGERADAMENTE TEATRAL)

CÓMICO 1: (A CÓMICA 2) ¡Oh, amor mío! Acéptame esta raíz como prenda de fidelidad y amor a ti. (SIMULA DARLE UNA FLOR). Anda; huélela, cariñito.

CÓMICA 2: (EXTREMADAMENTE CURSI) ¡Ay, no querido! ¡Está llena de asquerosos lexemas... y pican!

CÓMICA 3: Pues... ponte un emplasto de sufijos y otro de prefijos, tres días al mes, durante toda una semana... ¡Y ya verás como te queda la nariz!

LINGÜISTA: ¿Tengo que suponer, pedazo de analfabetos, que desean burlarse de mí?

CÓMICOS: (DISIMULANDO) ¿Nosotros?

MATEMÁTICO: ( EN AYUDA DE SU COLEGA) Sí, se reían de usted.

CÓMICA 2: (MIENTRAS CÓMICA 3 SE COLOCA DETRÁS DE MATEMÁTICO Y LE AIREA REPETIDAS VECES EL BLUSÓN NEGRO) ¡Ay! ¡Es él! ¡El fantasma de Pi!

MATEMÁTICO: ¿Qué dice, señorita? "PI" es una letra griega que, con un valor de 3'1416, interviene en la...

CÓMICO 1: (CORTÁNDOLE) ¿Estás segura que es él?

CÓMICA 2: Sí. Es Pi... es Pi... ¡Pi-Pi!

MATEMÁTICO: Oiga, señorita; más respeto. Y usted (POR CÓMICA 3), estese quieta y no me mueva más el blusón o soy capaz de...

CÓMICA 3: (PLANTÁNDOLE CARA) ¿De qué?

MATEMÁTICO: ¡De descomponerla en sus factores primos!

CÓMICO 1: ¡Uy, qué miedo!

CÓMICA 3: (A CÓMICO 1) Oye, mira: este señor tan feo se está metiendo con mi familia...

CÓMICO 1: ¿Con quién?

CÓMICA 3: Con los hijos de mi tío, precisamente.

CÓMICO 1: ¡Tan grandullón y tan...!

MATEMÁTICO: ¡Pero quieren dejar de cebarse en nosotros!

LINGÜISTA: ¿No saben que somos personas serias, dos pozos inagotables de ciencia y sabiduría?

CÓMICA 2: (MUY SERIA, DE REPENTE) ¡Es que aquí no hay lugar para las cosas serias!

LINGÜISTA: ¡El mundo es serio, señorita!

MATEMÁTICO: ¡Y ordenado! ¿Qué pasaría con los astros, los planetas, si no hicieran siempre lo mismo, con puntualidad matemática, con absoluta seriedad.? ¿Entiende? Con seriedad.

LINGÜISTA: Y no con chabacanería.

CÓMICA 3: ¿Con qué?

LINGÜISTA: Con cha-ba-ca-ne-rí-a, con vulgaridad.

CÓMICO 1: Es decir: somos vulgares.

MATEMÁTICO: La Estadística -ciencia fiable- me indica con exactitud que... ¡Sí!

LINGÜISTA: ¡Absolutamente, sí!

(ARLEQUÍN Y POLICHINELA SE HAN LEVANTADO. SE ACERCAN; QUIEREN ENTRAR EN LA CONVERSACIÓN)

ARLEQUÍN: Perdón, pero nosotros desearíamos opinar.

MATEMÁTICO: ¿Ustedes? ¡Ustedes no tienen nada que decir, cara de ... payasos!

POLICHINELA: Supongo que, al llamarnos "payasos" ha pretendido insultarnos, ¿no?

MATEMÁTICO: Supone Vd. muy bien, señor mío.

(SE ESCUCHAN VOCES DE PROTESTA POR TODAS PARTES)

ARLEQUÍN: Me da pena, señor profesor. Y usted también (SEÑALANDO A MATEMÁTICO). Con seguridad habrán tenido una niñez tan triste que, sin duda, jamás aprendieron a reír.

LINGÜISTA: Ni falta que me hizo, ni falta que me hace.

MATEMÁTICO: Ni a mí.

POLICHINELA: ¿Ustedes nunca jugaron?

MATEMÁTICO: ¡Claro que sí! ¿Qué se piensan? Mis padres, cuando era muy pequeño, me dieron el mejor de los regalos: unas magníficas tablas de multiplicar. Con ellas aumenté, multipliqué y continué aumentando mi sabiduría numérica.

LINGÜISTA: Yo desde niño estuve con los mejores profesores, andando entre libros, pero no entre esos libros tontos de fantasía... No; ¡libros instructivos!: Ensayos, métodos...

ARLEQUÍN: Pero, ¿qué es lo que tiene Vd. en contra de la Fantasía?

LINGÜISTA: ¿La Fantasía? La Fantasía es una completa estupidez. Es algo que no existe; y lo que no existe, lo que no es real, atonta, ¿me entiende? ATONTA.

FANTASÍA: (INCORPORÁNDOSE AL GRUPO QUE HABLA, GRITANDO) ¡Eso no es cierto!

LINGÜISTA: ¿Qué es lo que dice esta loca?

MATEMÁTICO: No sé, profesor. ¿Quién eres?

FANTASÍA: Yo represento a Fantasía en esta historia. Por eso, he gritado con todas mis fuerzas, para deciros que la Fantasía está en todas las cosas, que existe... ¡Existe, sí!

MATEMÁTICO: ¿Y en que te basas, mona, perdón, señorita?

LINGÜISTA: Sí; eso, demuéstrelo.

FANTASÍA: Claro que lo haré, pero contando una historia. Por eso, os ruego que os sentéis que prestéis mucha, mucha atención.

 

(TODOS LO HACEN; SE JUNTA AL FONDO DEL ESCENARIO Y DEJAN A FANTASÍA SENTADA SOBRE LA CAJA ROJA. ANTES, FANTASÍA HA COLOCADO A IRENE DELANTE DE LA MISMA CAJA. AHORA ELLA SERÁ "BAILARINA". ESTA PERMANECE TUMBADA EN EL SUELO COMO UNA MUÑEQUITA ABANDONADA, TRISTE, INEXPRESIVA... LUZ AZUL, IRREAL)

FANTASÍA: Ahí está. Ella es BAILARINA. Muñeca. Objeto. Trasto inútil ya. Yo sé bien que hay millones de cuentos que hablan de muñecas-bailarinas y que éstas viven, en la mayoría de éstos, historias verdaderamente cúrsiles. Pero os aseguro que esta muñeca no es como las otras: no la rechazó ninguna niña caprichosa, ni tampoco se rompió por cambiar continuamente de dueño, de manos, de casa...

MATEMÁTICO: (CORTANDO DE REPENTE EL RELATO Y PONIÉNDOSE EN PIE) Vamos, vamos. No podemos perder el tiempo con palabras bellas pero vacías. Hay cosas mucho más importantes que las palabras.

LINGÜISTA: (ENFADADO) ¿Pero qué dice Vd.? Eso sí que no se lo consiento. No admitiré que nadie dude del valor de las palabras. Continúe, señorita, continúe.

MATEMÁTICO: (SENTÁNDOSE MALHUMORADO) ¡Hum!

FANTASÍA: Gracias. Continuaré. Miren: BAILARINA-MUÑECA está así porque no cree ya en nada. Hubo un tiempo en el que ella bailaba y bailaba sin cesar tras los cristales de un escaparate.

 

(BAILARINA SE INCORPORA. DANZA, MIMANDO AHORA LA ACCIÓN QUE NARRA FANTASÍA; HAY UNA MÚSICA SUAVE QUE INVITA A BAILAR. LA MUÑECA LO HACE GRÁCIL Y ARMONIOSAMENTE; NO PARECE SENTIR CANSANCIO ALGUNO)

... Bailaba y bailaba, no sé por qué... Quizá para conquistar el corazón de un posible comprador o compradora... Tal vez lo hacía sólo para superarse, para alcanzar la perfección en la pirueta, en el salto...

(PAUSA)

... Sus manos se extendían hacia el infinito. Sus pies apenas parecían tocar el suelo...

(PAUSA)

... A lo mejor bailaba porque sólo conocía esa razón de vivir. Tal vez danzaba para llenar de expresión la quietud de los demás objetos que compartían con ella aquella cárcel de cristal...

(PAUSA)

... Pero el tiempo fue pasando y pasando. Las modas se sucedieron. Miles de muñecos articulados inundaron las tiendas de juguetes: video-juegos, máquinas interactivas, muñecas que dictan recetas de cocinas mientras acunan bebés eran ahora los regalos codiciados.

 

(BAILARINA SE DETIENE. HACE COMO SI VIERA A OTROS MUÑECOS. LOS ALCANZA -PARA ELLO PUEDEN SERVIR LOS DEMÁS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS; ESTOS REPRESENTARAN A LOS JUGUETES NUEVOS-; BAILARINA LOS TOCA CON CURIOSIDAD, PERO LOS ABANDONA PRONTO. AUNQUE SE SORPRENDE, NO LOS ACEPTA)

BAILARINA: (MIENTRAS QUE FANTASÍA SE SIENTA CON LOS DEMÁS) No. ¡No quiero estar con ellos...! Ahí están; orgullosos de su técnica, perfectos en su creación. Pero no son capaces de sentir la música, de hacer que el cuerpo hable y hable sin parar. (INICIA DE NUEVO SU BAILE)

FANTASÍA: (INCORPORÁNDOSE OTRA VEZ) Y ella continuó con la danza, que era, como habéis visto, su forma preferida de comunicación.
(PAUSA)

... Y siguió así hasta que decidió parar y observar detenidamente, tras los cristales, a los hombres, a los niños, a los humanos en definitiva. Quería saber por qué ya no estaba de moda.

(ALGUNOS CHICOS Y CHICAS SE PONEN DE PIE. CAMINAN ACELERADAMENTE, SERIOS, CON PRISA...)

... Y, claro está, descubrió las prisas de este mundo por llegar pronto a todos los sitios. ¿Quién podría detenerse unos instantes a descubrir su danza?

(BAILARINA, AL VER A LOS CHICOS Y CHICAS DESPLAZARSE CON TANTA RAPIDEZ, SE QUEDA PENSATIVA, TRISTE TAMBIÉN)

... Fue por eso por lo que decidió romper en mil pedazos los cristales de aquel escaparate...

 

(ACCIÓN PANTOMÍMICA QUE SIMULA ROMPER ENÉRGICAMENTE UN CRISTAL. ELLA HACE COMO QUE ABANDONA EL ESCAPARATE. NO SABE BIEN A DONDE DIRIGIRSE, SI A LA IZQUIERDA O A LA DERECHA; POR FIN SE FIJA EN DOS CHICAS QUE CAMINAN IGUALMENTE DEPRISA Y SE DECIDE HABLARLES)

BAILARINA: ¡Eh, escuchadme!

MĒ DEL MAR: ¿Es con nosotras?

BAILARINA: Sí, por favor; oidme un momento.

MERCEDES: No tenemos tiempo.

BAILARINA: Sólo va a ser un momento...

MERCEDES: Te repito que no tenemos tiempo. ¿Es que no entiendes?

BAILARINA: La verdad es que no sé muy bien qué es el tiempo.

MĒ DEL MAR: Ya te ha dicho Mercedes que tenemos prisa.

BAILARINA: Yo tan sólo quiero que me digáis si os gusta mi danza... Por favor.

(LAS CHICAS SE MIRAN Y, AUNQUE PREOCUPADAS POR LA HORA QUE ES, MUESTRAN EN SUS ROSTROS AUTÉNTICA SENSACIÓN DE CURIOSIDAD)

MERCEDES: Bueno, pero rápido, muy rápido.

(COMIENZA A SONAR, BREVE Y DULCE, UNA PIEZA MUSICAL. LAS CHICAS MIRAN A BAILARINA ENTRE ASOMBRADAS Y SATISFECHAS. PRONTO TERMINA LA DANZA)

BAILARINA: ¿Qué? ¿Os ha gustado?

MĒ DEL MAR: Pues, la verdad, sí. ¡Mucho!

BAILARINA: ¿De verdad? ¡Qué alegría! Ya puedo volver otra vez a mi escaparate. (TREMENDA CARA DE SORPRESA EN LAS DOS CHICAS) Ahora no me importa que no me compren, ni me miren. ¡He gustado a alguien! ¡Les ha gustado mi danza!

(LAS DOS CHICAS NO SALEN DE SU ASOMBRO. NINGUNA SE DECIDE A HABLAR PERO FINALMENTE MERCEDES LO HACE)

MERCEDES: ¿Qué dices de "escaparate"?

MĒ DEL MAR: Sí, eso... y sobre todo, dinos quién eres.

BAILARINA: ¿Yo? Bueno... es un poco difícil de explicar. Además, vosotras tenéis prisa.

MERCEDES: (INTRIGADÍSIMA) ¡Ya no! ¿Verdad, MĒ del Mar?

MĒ DEL MAR: Pues...

MERCEDES: ¿Lo ves? Así es que, cuenta, cuenta...

BAILARINA: Veréis. Yo soy una muñeca: una muñeca bailarina.

MERCEDES: ¡Anda ya!

MĒ DEL MAR: ¡Calla, Mercedes! Si... Ya te veía un poco extraña.

MERCEDES: Pero MĒ del Mar, ¿cómo se puede ser tan tonta para tragarse toda esa bola?

BAILARINA: No os estoy mintiendo. Ya os advertí que era difícil de explicar.

MĒ DEL MAR: Yo te creo. Y te voy a decir por qué: Creo que eres lo que dices porque te mueves de forma muy distinta a como lo hacemos nosotras. Y al bailar, parece que tu cara y tus manos hablan, lo mismo que tus pies y el resto de tu cuerpo.

MERCEDES: (INCRÉDULA) ¿Hablan?

MĒ DEL MAR: Sí, MERCEDES: hablan. Hablan cosas dulces... extrañas, cosas muy nuevas para mí, que no entiendo bien pero que me gustan.

BAILARINA: Eso es que has tenido buenas sensaciones, que has recibido lo que yo quería expresar.

MĒ DEL MAR: ¿Sensaciones? Ya. Creo que te entiendo. Deben ser las cosas que se sienten cuando recibes regalos o apruebo el curso; o cuando me dicen cosas agradables y me hacen sonreír.

MERCEDES: Bueno, bueno... Ella sólo ha bailado. ¿Es eso algo extraordinario?

MĒ DEL MAR: Si que lo es cuando se hace como lo ha hecho.

MERCEDES: Reconozco que lo hace bien, pero...

MĒ DEL MAR: De repente me doy cuenta de que somos muy distintas, que eres incapaz de sentir nada.

BAILARINA: Ella no tiene la culpa. Esas sensaciones tienen que cultivarse, hay que aprender a recibirlas

MERCEDES: Estoy segura que hay más cosas que no nos has contado. Por ejemplo, ¿cómo has llegado hasta aquí y por qué tu aspecto es tan real?

BAILARINA: Os lo contaré: Yo fui una muñeca más entre una serie muy numerosa de muñecas bailarinas. Nacimos bien diseñadas; nuestro sistema de movimiento era realmente bueno. Estuvimos juntas en un almacén en espera de que nos destinaran, primero, a una tienda, y luego, si había suerte, a una casa.

MĒ DEL MAR: ¿Y la tuviste?

BAILARINA: No, pero sé que gusté a los dueños porque pronto me colocaron en el escaparate. Un día vino a verme una niña especial. Ella empezó a danzar frente a mí, al otro lado del cristal. Al principio no sabía qué quería. Después me fijé mucho, mucho, y me di cuenta de que con su danza me estaba hablando. Fue fácil entender ese lenguaje sin palabras.

MERCEDES: ¿Sin palabras? ¿Cómo el tuyo?

BAILARINA: Sí. Era un lenguaje repleto de sensaciones. Ella me dijo su nombre -Fantasía- y yo pude entenderla porque era capaz de hablar su misma lengua.

MĒ DEL MAR: ¿Fantasía existe?

BAILARINA: Existe en todos aquellos que son capaces de sentir y hacer sentir. En todos aquellos que saben que sus sueños no son el accidente de una noche sino la otra parte de su vida.

MĒ DEL MAR: Es bonito lo que dices, aunque no entienda mucho tus palabras.

BAILARINA: Pronto lo entenderás. Estoy segura.

MERCEDES: ¿Y yo? ¿Lo entenderé yo?

BAILARINA: Claro que sí, tú también. La fantasía se contagia, ¿sabes? Pero no temas: no es peligrosa.

MĒ DEL MAR: Continúa, por favor.

BAILARINA: Fantasía, acudía, una y otra vez, al escaparate. Y siempre me hablaba de la misma forma: bailando. Ya no importaba que no me comprasen. Pronto empezamos a hacerlo juntas, separadas, eso sí, por ese estúpido cristal que me impedía llegar hasta ella, abrazarla.
MĒ DEL MAR: Te hubiese gustado, ¿verdad?

BAILARINA: Claro, aunque temía que si el cristal se rompía, podría romperse también la imagen de esa Fantasía que tanto me animaba.

MĒ DEL MAR: ¿Y sigues viéndola?

BAILARINA: No. Un día me dijo que no volvería, que la esperaban en otros lugares. Yo me quedé muy triste; pero antes de marcharse, me aseguró que no la necesitaba porque estaba dentro de mí y, por lo tanto, no me abandonaría nunca.

MERCEDES: No entiendo nada de nada...

BAILARINA: Me dijo que los sueños que tuviera y amara, se cumplirían con tan sólo desearlo. Al principio quise bailar como ella; luego, he deseado romper el horrible cristal de mi escaparate; finalmente, mezclarme entre los humanos, hablarles, bailar, al fin, para ellos. ¿Os dais cuenta cómo Fantasía está dentro de mí, cómo ella no me abandonó?

MERCEDES: La verdad... no mucho.

MĒ DEL MAR: Sí, querida Bailarina. Ahora sí que te entiendo. Y además, te doy las gracias por todo lo que me has enseñado.

BAILARINA: No. Soy yo quien os da las gracias por haber dado sentido a mis sueños.

MERCEDES: No pretendo ser una aguafiestas pero debemos irnos a toda prisa.

MĒ DEL MAR: Tienes razón. ¡Qué tarde es!

BAILARINA: Esperad. Me gustaría proponeos algo.

MERCEDES: ¿Qué?

BAILARINA: Que me llevéis con vosotras.

MĒ DEL MAR: (ENTUSIASMADA) ¡Sí! ¡Sería magnífico! ¡Podría ayudarnos a preparar fiestas

MERCEDES: (QUERIÉNDOLA SITUAR EN LA REALIDAD) No seas fantástica, MĒ del Mar. Sabes que es imposible.

BAILARINA: ¿Por qué?

MĒ DEL MAR: Sí, eso, ¿por qué?

MERCEDES: Pues... por muchas razones. Primero, porque ella no es una persona: es una muñeca.

MĒ DEL MAR: Y eso, ¿qué importancia tiene?

MERCEDES: ¿Qué diría, por ejemplo, el profesor de matemáticas si te llevaras una muñeca a clase?

MĒ DEL MAR: Pero ella no es como las otras: ¡Parece humana!

MERCEDES: Tú lo has dicho: parece... ¡pero no lo es! ¡Vuelve a la realidad! ¡Te vas a volver loca! (MĒ DEL MAR SE QUEDA MUY TRISTE, AL IGUAL QUE LA MUÑECA) Perdona. Perdonadme las dos... Pero no quiero que la gente se ría de nosotras en el colegio cuando llevemos a Bailarina, ni que ella se convierta en una atracción de feria.

MĒ DEL MAR: Bueno, Mercedes. Creo que es hora de que nos vayamos. (SE DIRIGE AHORA A BAILARINA, QUE PERMANECE TRISTE, QUIETA) ¿Sabes? Me haría mucha ilusión verte aquí a la salida del colegio. ¿Estarás? (BAILARINA NO CONTESTA. PERMANECE MIRANDO FIJAMENTE LOS OJOS DE LA NIÑA). Hasta pronto.

 

(SE MARCHAN DEL LUGAR QUE HAN OCUPADO. AMBAS SE SIENTAN EN EL RINCÓN DERECHO CON RELACIÓN AL ESPECTADOR, AL FONDO. AHORA UN FOCO ILUMINA SOLAMENTE A BAILARINA. ESTA QUEDA UNOS INSTANTES CON LA MIRADA PERDIDA, TOTALMENTE INEXPRESIVA. MUY LENTAMENTE VA COBRANDO EXPRESIVIDAD ASÍ COMO MOVIMIENTO. COMIENZA ENTONCES A DANZAR. ES RECOMENDABLE QUE SE UTILICE UNA MÚSICA IGUALMENTE PROGRESIVA - QUE VAYA DE LENTA A RÁPIDA, PARA QUE AL FINAL, LA DANZA SEA EXTREMA EN CUANTO A RAPIDEZ, FRENÉTICA CASI. DESPUÉS DE UNOS MOMENTOS DE MÚSICA RÁPIDA, LA MUÑECA BAILARINA SE VOLVERÁ GRADUALMENTE TORPE, EMPEZARÁ A FALLAR, A DESCOMPONER SUS MOVIMIENTOS. LA MÚSICA CESA. AHORA LA MUÑECA SE MUEVE DIFICULTOSAMENTE POR LA SALA. TAMBIÉN HABLARÁ DEL MISMO MODO).

BAILARINA: Perdona Fantasía... He olvidado... cómo hacerlo... Yo no sirvo... ya... para contagiar... a... nadie... para decirles... que...deben... confiar...en ti...creer...en...ti... aprender...a...sen...tir...

(LA MUÑECA CAE DESCOMPUESTA AL SUELO, QUEDANDO COMO AL PRINCIPIO DE ESTA HISTORIA. LUZ ROJA, IRREAL TAMBIÉN. CORTA PAUSA MUSICAL.

POCO A POCO SE TORNA LA LUZ ROJA POR UNA BLANCA, INTENSA. LAS DOS CHICAS -MARÍA DEL MAR Y MERCEDES- SE PONEN DE PIE. SIMULAN CHARLAR. CAMINAN ALEGRES, RÁPIDAS. ES MARÍA DEL MAR QUIEN DESCUBRE EN EL SUELO A LA MUÑECA. LA NIÑA QUIERE HABLAR PERO NO PUEDE)

MERCEDES: ¡Oh, como lo siento, MĒ del Mar!

MĒ DEL MAR: (ACARICIANDO A LA MUÑECA) Calla; no digas nada.

MERCEDES: Pero... ¿Qué vas a hacer con ella? ¡Es sólo una muñeca rota!

MĒ DEL MAR: No, Mercedes. Ni lo entendiste antes ni tampoco ahora. Ahora es cuando esta muñeca, que tantas cosas me ha enseñado, está más viva que nunca. Ahora es cuando sé bien que vive dentro de mí, que no me abandonará jamás. ¿Me ayudas?

 

(ENTRE LAS DOS CHICAS SE LLEVAN A LA MUÑECA. SUENA UNA MÚSICA SUAVE. FANTASÍA SE ADELANTA. IGUALMENTE SE PONEN DE PIE MATEMÁTICO, LINGÜISTA, ARLEQUÍN Y POLICHINELA. LA ACCIÓN, AHORA, SE CENTRA DE NUEVO EN ESTOS PERSONAJES)

FANTASÍA: ¿Qué? ¿Les gustó la historia?

MATEMÁTICO: Bueno. Algo sí que me ha gustado. Un poco triste, pero me ha gustado.

LINGÜISTA: Tampoco me disgustó a mí. Se hablaba de Expresión, de Comunicación, de la Lengua en una palabra. Ahí si que me interesó el tema.

ARLEQUÍN: Esa es una visión muy particular de las cosas, pero, en fin, si les gustó... A nosotros nos gusta jugar también con las palabras, con las historias.

LINGÜISTA: Ustedes sólo saben hablar de JUEGO. Jugar, jugar... Parece que nada más que eso les interesa. ¿No olvidan que tienen otras obligaciones?

ARLEQUÍN: Conocemos muy bien cuáles son esas obligaciones. Pero Vd. si que desconoce, por lo que se ve, que nosotros somos aún niños y que el juego está en nuestra propia naturaleza.

MATEMÁTICO: ¿Qué quiere decir?

ARLEQUÍN: Pues que NIÑO y JUEGO son dos palabras estrechamente unidas, y Carlos -un amigo nuestro- nos ha enseñado bien que, aunque nos hagamos mayores, jamás podemos olvidar esas dos palabras, ni renunciar a ellas porque entonces renunciaríamos a una parte de nosotros mismos.

CÓMICO 1: (INCORPORÁNDOSE DESDE ATRÁS Y OLVIDANDO POR UN MOMENTO EL CONTEXTO EN EL QUE SE MUEVEN) ¡Muy bien hablado, Bea... digo, Arlequín! ¡A ver si se enteran estos señores de una vez por todas!

MATEMÁTICO: Oiga, más respeto.

LINGÜISTA: Somos dos grandes profesores. Nuestra especialidad es enseñar.

CÓMICO 1: Pues también nosotros somos "alguien", ¿verdad? Sepa que somos especialistas en buscar el humor de cada día, aún donde es muy difícil que éste habite, y en repartirlo luego en piruetas, golpes de pega y historias sencillas como ésta: observen.

.......................................................
CÓMICO 1: Buenas.

CÓMICA 2: Buenas, buenas...

CÓMICO 1: ¿Tendría usted un saco de betún?

CÓMICA 2: Pues, sí señor, tendría un saco de betún... pero no tengo.

CÓMICO 1: Entonces...

CÓMICA 2: Entonces le puedo dar una lata de atún.

CÓMICO 1: No, no me dé la lata. ¿Tiene papel higiénico?

CÓMICA 2: No señor, lo están lavando... pero si quiere papel de lija, elija, elija.

CÓMICO 1: No. Ya sé lo que me voy a llevar.

CÓMICA 2: ¿El qué?

CÓMICO 1: Un disgusto, porque no tiene usted de “ná”.

CÓMICA 2: ¿Quiere que le de una “bofetá”?

CÓMICO 1: ¿Ha recibido últimamente alguna?

CÓMICA 2: Pues claro. Me acaba de llegar el último modelo: la “bofetá” de neutrones: Le pone toda la zona “morá”... pero le deja intacta la camiseta, los tirantes, los calcetines, los calzoncillos... ¡y el dinero!

CÓMICO 1: Oye, eso está muy bien.

CÓMICA 2: Pues, claro, hombre.

CÓMICO 1: Me llevo una.

CÓMICA 2: ¿Se la envuelvo?

CÓMICO 1: No. Me la llevo puesta.

CÓMICA 2: ( DÁNDOSELA) ¡Ahí tiene!

CÓMICO 1: (SIN DEJAR DE RASCARSE LA CARA) Muchas gracias.

CÓMICA 2: De nada. Y hasta pronto. (CANTA DE NUEVO HASTA QUE REAPARECE CÓMICO 1 QUE DEVUELVE LA BOFETADA)

CÓMICA 2: Pero, ¿por qué me la devuelve?

CÓMICO 1: Es que, me venía pequeña.

CÓMICO 2: ¿Quiere usted que le dé una a medida?

CÓMICO 1: No, déjelo. Ya volveré otro día.

CÓMICA 2: Pero, hombre... Si yo le atiendo con muchísimo gusto.

CÓMICO 1: Bueno, a ver...

CÓMICA 2: Pruebe a ver que tal (BOFETADA)

CÓMICO 1: No, no me convence.

CÓMICA 2: A ver ésta (BOFETADA)

CÓMICO 1: Esta me viene grande.

CÓMICA 2: A ver esta otra (BOFETADA)

CÓMICO 1: Esta es otra cosa.

CÓMICA 2. ¿Y esta?

CÓMICO 1: Pues...

CÓMICA 2: En el fondo, todas son iguales...

CÓMICO 1: Mira: a mí me parece que en el fondo me estás hinchando a “bofetás”.

CÓMICA 2: En el fondo, en el fondo, no, en toda la cara, macho, que te la estoy poniendo como un rosal.

CÓMICO 1: Eso no vale: la próxima vez yo hago de dependiente y te doy a ti las “bofetás”.

CÓMICA 2: Pero si da igual que me las de tú a mí que yo a ti.

CÓMICO 1: Entonces, ¿por qué no me dejas que te las dé?

CÓMICA 2: Pues, porque dá igual...

CÓMICO 1: Pues entonces, ¡toma! (SE ENZARZAN EN UNA SERIE DE INCRUENTAS Y DIVERTIDAS TORTAS)

ARLEQUÍN: Vale, vale, haya paz.

POLICHINELA: (A LINGÜISTA) ¿Qué? ¿Le ha gustado?

LINGÜISTA: Vulgar. Extremadamente vulgar. ¡Cómo va a comparar esta tonta historieta con nuestra literatura clásica?

ARLEQUÍN: ¡Esa es otra! Ustedes creen que sólo el mundo clásico es bueno. Yo les digo que es bueno todo lo que produzca placer, que guste, que divierta. Y se lo digo yo que también soy un personaje clásico dentro del mundo del Teatro.

POLICHINELA: Y hablando otra vez de TEATRO y de JUEGO, propongo que lo hagamos todos juntos.

MATEMÁTICO: Yo soy una persona muy seria. No cuente conmigo para ello.

LINGÜISTA: Ni conmigo. Nunca me gustaron los actores. Tienen mala prensa.

(SE OYEN PROTESTAS GENERALIZADAS MENOS POR PARTE DE MATEMÁTICO -CLARO ESTÁ- QUE ASIENTE CON LA CABEZA)

CÓMICO 1: No sé por qué dice eso. Todas las personas tienen en la vida un papel que interpretar. Todos somos actores.

ARLEQUÍN: Es cierto. No se han dado cuenta, pero Uds. están interpretando los papeles de "antipáticos" en esta historia.

MATEMÁTICO: ¡Ah! Pues eso si que no... ¡Conmigo no se juega!

LINGÜISTA: Ni conmigo. A partir de ahora no hablaré nada. Diré las cosas sin hablar.

ARLEQUÍN: Pues entonces hará como nuestro amigo, el Mimo: hablará sin palabras. También eso es teatro, ¿verdad?

 

(MIMO AFIRMA CON LA CABEZA. MIRA LUEGO A UNA DE LAS CÓMICAS. LLEGA HASTA ELLA CON OJOS DE ENAMORADO. ÉSTA LE DA LA ESPALDA. MIMO HACE COMO BUSCA UNA MARGARITA. LA RECOGE. EMPIEZA A DESHOJARLA. ENORME GESTO DE SATISFACCIÓN PARA EL SÍ. TREMENDA CARA DE TRISTEZA PARA EL NO. AL FINAL, EL RESULTADO SERÁ "NO". MIMO HACE COMO QUE SE COME AMARGAMENTE EL RESTO DE LA MARGARITA. RISA GENERALIZADA)

CÓMICO 1: ¿Qué, señores profesores? ¿Se han dado cuenta? También él hizo Teatro porque representó una historia, una situación.

POLICHINELA: ¿Empezamos a jugar?

TODOS: Bien... vale... de acuerdo...

POLICHINELA: Yo haré ahora de antagonista. Seré un profesor.

LINGÜISTA: Yo seré el director del colegio. A mí siempre me gustó mandar.

ARLEQUÍN: Pues, yo interpretaré a... Carlos, mi amigo, nuestro amigo. ¿Me dejáis?

ARACELI: Bueno. Ya sabíamos todos que lo ibas a hacer tú de todas maneras, así es que...

CÓMICO: Los demás seremos chicos y chicas del colegio.

BEA: (TERMINANDO LA REPRESENTACIÓN ANTERIOR) Bien, amigos. Dramaticemos con todo detalle la escena que vivió Carlos esta mañana cuando fue llamado al despacho del director.

IRENE: Eso es. Tal y como nos lo ha contado Cati en el recreo.

BEA: Vamos; dejemos el centro para los que actúen primero. Los demás nos sentaremos allí, al fondo.

 

(EL CENTRO QUEDA PARA ARLEQUÍN -QUE AHORA SERÁ CARLOS-, MATEMÁTICO -LUIS MIGUEL, QUE SEGUIRÁ HACIENDO DE PROFESOR- Y PEPO -QUE AUNQUE HAGA AHORA DE DON ROBERTO, EL DIRECTOR, CONTINUARÁ ETERNAMENTE COMIENDO CUALQUIER COSA QUE TENGA A MANO.

LA SITUACIÓN EN LA ESCENA QUEDA, POR LO TANTO, ASÍ: SENTADO TRAS LA MESA DEL DESPACHO -LA CAJA ROJA- ESTÁ DON ROBERTO. DELANTE DE LA MESA, CASI DE ESPALDAS AL ESPECTADOR, CARLOS, Y A SU DERECHA, EL PROFESOR DE MATEMÁTICAS.
HAY AMBIENTE DE SERIEDAD. EL RESTO DE LOS CHICOS-ACTORES OBSERVAN LA ACCIÓN, SITUADOS EN EL ESPACIO YA INDICADO)

PROFESOR: (COTILLA Y PELOTILLERO) ... Y justo cuando entré a clase, los encontré a todos haciendo el perro, encima de las mesas...

"D. ROBERTO": ¡No!

PROFESOR: ¡Sí! Y algunos alzaban una pierna haciendo los gestos típicos de los perros justo en el momento en el que ellos van a... ¡Ya me entiende!

"D. ROBERTO": ¡Es increíble! ¡La sexualidad siempre!

CARLOS: Ellos sólo repasaban el tema de Naturales: "El perro". Y lo hacían así, en la práctica, pues como se sabe con la práctica se aprende todo más rápidamente.

"D. ROBERTO": ¡Cómo se atreve a decirnos cómo debemos enseñar a nuestros alumnos! Usted fue contratado a petición de la Asociación de Padres, para montar "obritas" de teatro en el centro. ¡Y tan sólo eso! Si le pedimos por favor que se quedara un rato vigilando la clase de don Eulogio fue simplemente porque el pobre aún no había terminado de rellenar su quiniela de los lunes... (AL PROFESOR) Ya sabe como es don Eulogio para eso de las quinielas...

PROFESOR: Todo un experto. ¡Qué bien las estudia, qué bien las hace!... ¡El día que acierte, no lo quiero ni pensar!.

"D. ROBERTO": Bien; a lo que íbamos. No toleraré más escándalos como éste de hoy.

PROFESOR: Yo le vi. Yo fui. Todos eran perros. Todos. Se habían vuelto locos... Va a volver locos a los pequeños, a nuestros pobres alumnos.

CARLOS: No. Ellos, no. Pobrecitos ustedes.

"D. ROBERTO": ¿Cómo se atreve?

PROFESOR: ¡Sinvergüenza, descarado!

CARLOS: Sí; pobrecitos ustedes porque aún no se han dado cuenta que, por fin, la Escuela se abre, se hace nueva.

"D. ROBERTO": ¿Qué dice? ¿Qué está diciendo?

PROFESOR: No lo sé. Se habrá vuelto loco, se le habrá ido la cabeza.

CARLOS: (ENARDECIDO) Y en esa ESCUELA NUEVA hay un lugar para la Fiesta.

"D. ROBERTO": Pero, ¿de qué fiesta habla? (EL PROFESOR SE ENCOGE DE HOMBROS)

CARLOS: Sí: La Fiesta de la Libre Expresión.. Con ella los chicos decidirán qué cosas sirven y cuales no...

PROFESOR: Definitivamente loco, loco.

CARLOS: Y en torno a ellos, los nuevos profesores y profesoras reirán, cantarán y bailarán...

PROFESOR: ¡Yo no bailaré nunca con los alumnos! ¡Nunca!.. (CAMBIANDO EL TONO Y CONFIDENCIAL CON "DON ROBERTO") Es que tengo reuma ¿sabe? Y en cuanto a la voz... (TOSE UN PAR DE VECES)

CARLOS: Y, ¡cómo no!, jugarán al Teatro para que cada día sepamos más cosas a cerca de nosotros mismos.

"D. ROBERTO": (SUMAMENTE ENÉRGICO) ¡Pues no crea que lo harán con usted! Váyase. No quiero verlo más por aquí. ¡Es un... (LO PIENSA) subversivo! Sí; eso es lo que es. ¡Salga!

 

(EL PROFESOR MIRA A "DON ROBERTO" EL CUAL PERMANECE DE PIE, CON EL ÍNDICE SEÑALANDO HACIA LA PUERTA, LA MISMA PUERTA QUE PERMANECE CERRADA. SIN EMBARGO, EN UNOS INSTANTES, LA PUERTA SE FUERZA. SUENAN GOLPES; LUEGO, CEDE. ENTRAN A ESCENA CUATRO PERSONAJES MÁS. UNO DE ELLOS ES EL AUTÉNTICO DON ROBERTO. ESTÁ ACOMPAÑADO DE TRES PADRES DE ALUMNOS. TODOS LOS CHICOS SE HAN AGRUPADO, ASUSTADOS, EN EL LATERAL IZQUIERDO, OPUESTO AL DE LA PUERTA DE ENTRADA A LA SALA, EN DONDE PERMANECEN LOS NUEVOS PERSONAJES YA SEÑALADOS)

DON ROBERTO: (EN UN AMBIENTE TENSO Pues sí, estimados padres. Ya les dije que no estaba de acuerdo con el Taller de Dramatización. Aquí tienen las consecuencias del famoso “Carlos”.

PADRE 1: (A MERCEDES) ¡Cuando te coja! ¡Sacarme de la Consulta para pasar esta vergüenza! ¡Te voy a...!

MERCEDES: ¿Qué os dije?

MADRE 1: Lo mismo digo Pepo.

PEPO: ¡Arrea, mi madre! ¡Adiós futura tarta de cumpleaños!

MADRE 2: (DETENIÉNDOLO) Espere. Antes de nada creo que deberíamos conocer las razones por las cuales los niños decidieron encerrarse. Creo que es justo.

DON ROBERTO: ¡Los niños...los niños! ¡Qué van a decir los niños! ¿Les parece pequeña esta prueba?

MADRE 2: De todas formas ellos deberían hablar. ¿Están ustedes de acuerdo? Por favor, contadnos por qué habéis hecho esto.

(UNA VEZ MÁS, BEATRIZ SE ADELANTA)

BEA: Gracias por darnos esta oportunidad. Para tranquilidad de don Roberto, les diré que aquí dentro sólo hemos hecho una cosa: jugar, y cuando entraron, también lo estábamos haciendo.

DON ROBERTO: ¿Lo ve? ¡Jugando! Ahora sólo piensan en jugar! ¿Qué les decía yo?

PADRE 1: ¡Juegos! ¡Ya te daré yo a ti juegos, Mercedes!

PADRE 2: Por favor, déjenle hablar. Sigue; cuéntanos, ¿por qué y a qué jugabais dentro de esta sala?

BEA: Jugábamos a algo que Carlos nos enseñó. No. No se lo inventó él; es viejo, muy viejo. Es un juego que se hace en mil sitios distintos por gentes distintas, un juego que nos hace comunicarnos y sentirnos bien.

PADRE 1: A ver, ¿qué juego es ese?

BEA: Se llama TEATRO... Y si ustedes quieren, podíamos terminarlo.

DON ROBERTO: Pues si... No faltaría más que eso.

BEA: Por favor... Luego nos iremos, sin decir nada, sin protestar, sin rechistar siquiera...

PADRE 2: ¿Qué, señores? ¿Les damos otra oportunidad más?

PADRE 1: Es que...

PADRE 3: Por mi parte, sí.

MADRE 1: Por la mía, también.

DON ROBERTO: (QUE VE COMO LOS PADRES Y LAS MADRES SE CONVENCEN) Yo, desde luego, me voy. No puedo soporta esto.

MADRE 2: (TOMÁNDOLE DEL BRAZO) Usted se queda. Ahora vamos a enterarnos, de una vez por todas, qué es lo que ha pasado aquí esta mañana. Chicos, podéis continuar.

 

(LOS CHICOS Y CHICAS OCUPAN OTRA VEZ SUS POSICIONES, CON CELERIDAD. TODO QUEDA IGUAL QUE ANTES DE QUE LA PUERTA SE FORZARA; SÓLO QUE EL GRUPO DE PADRES, JUNTO CON DON ROBERTO, ESTA AHORA EN EL LATERAL DERECHO)

CARLOS: ¿Qué me llamaba usted? ...¡Ah, sí! "Subversivo"... porque inventamos historias., porque utilizamos el Teatro como si fuera un espejo... Y a mucha gente, al mirarse, no le gusta lo que ve.

D. ROBERTO: (ALUDIDO, INTERRUMPIENDO) ¡Esto es demasiado! ¡No aguanto esta tomadura de pelo!

MADRE 2: ¡Cállese! ¡No quiero perderme nada de esta representación! ¡Y usted tampoco lo hará! (DON ROBERTO SE CALLA DE NUEVO; LA ACCIÓN CENTRAL CONTINÚA).

CARLOS: Si, me voy... Pero, aunque me vaya, ellos no olvidarán nunca las reglas de este juego.

 

(BEATRIZ SE RETIRA LENTAMENTE Y LOS DOS CHICOS QUE HAN REPRESENTADO A LOS PROFESORES, TAMBIÉN. ESTOS LO HACEN SONRIENTES, FROTÁNDOSE LAS MANOS. APARTAN AHORA HACIA EL FONDO LA CAJA ROJA. MÁXIMO ESPACIO POSIBLE PUES SE SIMULARÁ ESTAR EN EL RECREO. LOS CHICOS Y CHICAS HACEN COMO QUE JUEGAN. TODO EL MUNDO MENOS CATI, QUE LLEGA CORRIENDO. LOS CHICOS-PROFESORES SE HAN QUITADO LAS BATAS Y LOS BIRRETES. BEA TAMBIÉN ESTÁ CON ELLOS. SE QUITA LA PINTURA DE LA CARA. DEBE HACER VER A LOS ESPECTADORES QUE NUEVAMENTE ES ELLA MISMA.)

CATI: ¡Ay, chicos! ¡Venid! ¡Venid rápido!

IRENE: ¿Qué pasa, Cati? ¿Qué te ocurre?

JUAN: Si, dime, ¿qué te ocurre?

CATI: ¡Lo peor!

BEA: ¿Lo peor? Anda, explícate, por favor, cuéntanos.

CATI: Carlos...

BEA: Carlos, ¿qué?

CATI: Se va.

BEA: ¿Cómo que se va?

CATI: Sí, se va; lo echan.

BEA: ¿Qué dices?

IRENE: No puede ser.

MAITE: ¿Estás segura?

CATI: ¡Y tanto! Lo he oído todo. Iba a la Biblioteca. Pasé por la dirección. Don Roberto estaba gritando. Sólo tuve que poner oído en la puerta. Fue fácil... A estas horas debe haberse ido ya.

JUAN: Pero, ¿por qué?

CATI: Al director le molesta sus cosas, sus juegos... No quiere el Teatro. Ha buscado el pretexto más tonto para echarlo. ¡El más tonto!

IRENE: ¡Es horrible!

MAITE: No nos podemos quedar así.

BEA: Hay que hacer algo. ¡Y pronto!

MERCEDES: Sí, pero ¿qué?

JUAN: ¡Una huelga! ¡No volveré a entrar a clase en toda mi vida!

PEPO: Ni yo.

BEA: No; mejor, un encierro. He oído que mucha gente se encierra en su lugar de trabajo para protestar por todo aquello que ellos consideran injusto.

LUIS MIGUEL: Y, ¿en dónde nos encerramos?

PEPO: ¡Ya está! ¡En el comedor! ¿Vale?

BEA: No, allí no. Mirad: ¿Dónde hemos vivido y soñado las cosas que Carlos nos enseñó?

IRENE: En el Salón del Teatro.

BEA: Pues allí. Ese ha sido nuestro sitio de trabajo, un trabajo maravilloso. Allí es donde debemos encerrarnos.

PEPO: Pero, así, ¿sin más? ¿Sin prepararnos merienda ni nada?

BEA: Así, y cuanto antes. No saldremos hasta que todo se solucione... Hasta que Carlos vuelva...Vamos! ¡No hay tiempo que perder! ¡Corramos!

(SE PONEN DE PIE. NO CORREN. COMPRENDEN QUE LA REPRESENTACIÓN HA TERMINADO. ESTÁN TRISTES, AFECTADOS. NO QUIEREN NI PUEDEN MIRAR AL GRUPO DE LOS PADRES. ESTOS, A SU VEZ, SE MIRAN. PAUSA BREVE. EL PADRE 2 INICIA, PROGRESIVAMENTE, UN APLAUSO QUE SE HACE CADA VEZ MAS FUERTE. LOS OTROS PADRES ACABAN TAMBIÉN APLAUDIENDO)

BEA: Gracias... Pero no queremos aplausos. Se los agradecemos, sí, pero los cambiaríamos por un poco de comprensión.

MADRE 2: Entre esos aplausos también ha ido esa comprensión. Me alegro ¿sabéis? Me alegro porque el Teatro ha servido, no sólo para uniros, sino para que os sintáis responsables. Dicen que la responsabilidad es cosa de adultos, pero es bueno que los jóvenes la conozcan. Yo estoy orgulloso de vosotros.

MERCEDES: ¿Y tú, papá?

PADRE 1: No sé... bueno, sí; yo también.

PADRE 2: Y yo...

MADRE 1: De todas formas, don Roberto...

MADRE 2: Don Roberto debe reconsiderar todo esto que ha pasado. Descubrirá que la Escuela cambia, porque la vida misma también cambia con ella. (AL DIRECTOR) Lo hará, ¿verdad? (MIRA AHORA A LOS ADOLESCENTES) Sé, chicas y chicos, que lo hará... Vámonos; es un poco tarde. Estaréis hambrientos.

PEPO: ¡Vaya que sí!

(EL DIRECTOR Y LOS PADRES SALEN. LOS CHICOS Y LAS CHICAS SE MIRAN. POCO A POCO SE ANIMAN, SE ABRAZAN; SALEN MIENTRAS UNA MÚSICA FESTIVA LES ENVUELVE. LENTAMENTE CAE EL TELÓN)